Marc, su vida y sus palabras, a raíz del cáncer que le diagnosticaron, han inspirado la creación de este blog. Este es un espacio para compartir testimonios, lecturas, reflexiones y comentarios entorno a la vida y la muerte, la esperanza, la enfermedad, los duelos, las oportunidades… que puedan servir de consuelo, aliento y estímulo.
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Marc nunca había visto a Dios

noviembre 5th, 2014 | Posted by adminblog in Uncategorized

Se ha presentado el comic “he tenido un sueño” inspirado en una famosa homilía de Marc Vilarassau, justo un año después de su fallecimiento.

He reflexionado mucho sobre lo que Marc nos quiere decir. Yo no lo conocí personalmente y le encuentro directamente en su sueño como un difunto mas caminando hacia el Cielo. Un Angel-Portero le detiene ante la Puerta y después de ver pasar mucha gente, algunos conocidos y otros no, entre aburrido y sorprendido, espera que el Ángel le haga pasar.

Marc escribe: «cuando ya no quedaba nadie, ni siquiera el Ángel de espaldas anchas, sólo yo en la puerta con cara de pescado hervido, Dios mismo se asoma y hace como quien mira que no quede nadie fuera y yo que es la primera vez que lo veo me resulta familiar: tiene la nariz de Juan Antonio, los oídos del Señor Andrés, las manos de la Niña Julia”.

Me sorprende que Marc reconozca que es la primera vez que ve a Dios. «Es la primera vez que lo veo«, dice. ¿ES LA PRIMERA VEZ QUE LO VE?¿ Nunca antes lo había visto? ¡Y esto es muy fuerte!

Marc, un arquitecto, jesuita, cura, teólogo, escritor de homilías, un hombre culto, acompañante de procesos de fe, reconocido por su experiencia pastoral, resulta que NUNCA HABIA VISTO A DIOS.

Tanto predicarlo, y ni siquiera lo había visto de reojo. Llega a la ansiada Puerta, camino al que ha dedicado toda su vida y el Ángel-Portero, inflexible, no le deja pasar. En cambio, a un yonki, a un homeless y a una cholita, gente vulgar, que no han destacado por nada, sin formación, con una historia vital bastante cuestionable, a ellos sí.

En algo me recuerda la experiencia de Job, pues también él espera respuestas de Dios a todo lo que no comprende, a tanto castigo,a tanto dolor… Y, al final, quizás, como Marc, formula esta expresión que me parece paradójica en un hombre de fe: «Yo sólo te conocía de oídas, pero ahora te he visto con mis ojos» (Job 42 , 5).

¿Qué es la fe, pues? Mi fe muchas veces no llega a ser ni «escuchar de oído». Mi fe se convierte a días en una falsa seguridad de tener la entrada asegurada, una creencia infundada.

El sueño de Marc me ayuda a recordar que a Dios no le he visto nunca con mis propios ojos. Mi fe puede ser esta larga espera sin saber muy bien para qué, sin mucha claridad ni lucidez, pero espera al fin y al cabo. Dudar, quejarse, enrabiarse, cuestionar, gozar, aburrirse… pero no marcharse. Siempre ayudando a los demás, pues ellos son la cara de Dios, la única que Marc vio y es la misma que yo podré ver. A veces huyo, pero no marcho muy lejos. Marc me ha enseñado a esperar hasta cuando el Angel se ha marchado ya. ¡Ahí es nada!

Porque serán ellos, TODOS MIS AMIGOS, todas las personas a las que he amado los que me facilitaran atravesar la Puerta. “Aunque ya sólo queden los postres, he pensado en venirte a buscar” me dirá Dios.

Así el sueño-pesadilla de Marc no es ningún cuento. Es el relato de un duro proceso de conversión que Marc vivió a lo largo de su vida, en lugares distantes y con muy heterogéneas personas. Marc nos grita en el cuento: “Cuidad a vuestros hermanos, las criaturas de Dios, porque todas ellas son hijas de Dios, en su Amor encontrareis la llave de la Puerta. Y es así, en ellas y por ellas Dios nos mira, nos escucha, nos ama y nos espera.

Ignasi Flores Version del blog Kazooistica

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2 Comentarios

  • Carles says:

    Ignasi; deduzco de tu comentario que Marc luchó por un Dios que no conocía, por un Cielo que no sabia lo que significaba y que ambos le fallaron . Una muerte prematura, a los 45 años, y una pesadilla de sueño, lo dices bien, en la que, después de todo, no se merece entrar. Bueno miento, a los postres entra, porque sus amigos interceden.
    ¡Que extrañas son las cosas de Dios!. A veces parece como si nos hubiera creado y se hubiera ido de vacaciones. Mientras integramos humildemente ese Misterio en nuestras vidas, el guiño de Marc nos dice que lo único que vale de verdad en la vida y en la muerte es ayudar a nuestros hermanos. Estoy de acuerdo.

  • Yolanda Gimenez Froiz says:

    Tal vez no se trata de vivir a la espera de conocer a Dios, sino confiando en que la fe que se nos da emerge, como un regalo, de nuestro ser más íntimo y del de todos los que nos han precedido. Esta fe se encarna cada día en nuestros hermanos y, en ellos, es cómo podemos llegar a sentir Dios entre nosotros.
    No creo que Marc muriera pensando que Dios y el Cielo, le habían fallado. El misterio de su vida y de su sufrimiento le sobrepasaba, Hemos superado todos nosotros. Pero su sonrisa permanente nos dejó un testimonio único de agradecimiento y esperanza. El rostro de Dios también tiene su sonrisa … estoy convencida.



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